“No puedo dejar de pensar” “Estoy todo el día pensando demasiado” “No sé qué hacer para dejar de pensar tanto” “Creo que pienso demasiado”.
Estas son algunas de las expresiones que más oímos en terapia. Y es que parece que nos cuesta mucho poder “controlar” lo que pasa por nuestra cabeza. ¡Y cómo no! Que fácil sería que aquellas noches en las que no podemos dormir por una reunión importante decir ¡basta! fuese suficiente, o que fuéramos capaces de desconectar al salir del trabajo, ¿verdad?
Y es que las últimas investigaciones nos dicen que pensar demasiado produce serias consecuencias para la salud. Imaginaos tener a nuestro cerebro todo el día funcionando y dando vueltas a un tema. Y no solo eso, sino que siempre que dejemos un tema enganchemos con otro.
¡Pobre cerebro nuestro! Estaría todo el día activado, sin descansar nada y produciendo un malestar general a nuestro cuerpo, nos envolvería en una corriente continua de pensamientos negativos, no encontraríamos solución porque ninguna nos parecería los bastante buena y veríamos la vida desde un enfoque pesimista.
Vamos a ver algunos consejos para convertir estos pensamientos tan obsesivos en una forma más adaptativa de ver la vida.
Consejos para dejar de pensar
Establecer un plazo para tomar una decisión nos ayudará a dejar de pensar
¿Qué te parece que organicemos pequeños aspectos del día a día y los demos solución?
Es muy importante ponernos en marcha cuanto antes. Yo recomiendo hacernos un calendario o coger nuestra agenda y ponernos fecha límite a este listado.
Utilicemos la DISTRACCIÓN para dejar de pensar en algo concreto
Y que mejor forma para distraernos y dejar de pensar que rodearnos con gente que no piensa tanto como nosotros.
Para ello podemos hacer deporte, salir con amigos o cualquier actividad que nos guste. Elige algo que te llene de vitalidad y de bienestar.
Mi consejo: actividades y acciones activas, es decir, que realmente nos hagan estar pensando en lo que hacemos y moviéndonos.
Miremos al futuro: esto que no puedo parar de pensar, ¿me importará dentro de un par de años?
Muchas veces nos estancamos en tomar ciertas decisiones que en el momento nos parecen muy importante, podemos preguntarnos si dentro de un tiempo (dos años o cinco semanas) creemos que seguirá siendo igual de importante.
De esta manera podremos ver la importancia que realmente tienen las cosas. Y si finalmente concluimos que continúa teniendo la misma importancia: preparemos un plan de acción y pongámonos manos a la obra.
Estas pequeñas preguntas nos ayudan a dejar de lado estos aspectos menos importantes y centrarnos en aquello que realmente vale la pena y que tiene más urgencia.
¡Basta, Quiero dejar de pensar!
Este truco puede resultarnos complicado al principio pero tiene muy buenos resultados.
Cuando creamos que estamos de nuevo en la espiral de pensamientos y no podemos parar de pensar, nos diremos ¡basta! y tenemos que dejar de pensar en ello.
Esto sirve para que aprendamos a darnos cuenta de cuando hemos vuelto a pensar demasiado. Las emociones y sus manifestaciones pueden ayudarnos a detectar estos momentos. Es hora de prestar atención a nuestro cuerpo.
Tiempo basura
¡Este término me encanta! Y su funcionamiento también. Vamos a reservar media hora para pensar en todas las preocupaciones del día.
Pero ¡ojo! Cuando se nos venga alguna de estas preocupaciones fuera del tiempo que hemos establecido tendremos que distraernos y dejarla para luego.
Al principio, podemos establecer dos o tres periodos de treinta minutos al día para luego ir reduciéndolos. Siempre las mismas horas y, muy importante, ¡nunca antes de dormir!
¡Ánimo! Pon en marcha estas estrategias y cuéntame que tal te han funcionado o que otras estrategias utilizas.
Si aun probando estos trucos consideras que no es suficiente y que necesitas la ayuda profesional de un psicólogo de Ávila, no dudes en ponerte en contacto conmigo y te ayudaré a buscar otras estrategias para mejorar tu vida.
Un comentario
Pienso que el problema no es pensar mucho, el problema es pensar mal. Si se piensa mucho y bien es lo mejor, siempre que te deje dormir y descansar lo que necesites. Clasificación por orden de mejor a peor: Pensar mucho y bien. Pensar poco y bien. Pensar poco y mal. Pensar mucho y mal.